miércoles, 16 de diciembre de 2009

Capítulo II - Participación en Grupos organizados.

Los PIONEROS.....



Esta foto corresponde al torneo de Caza Submarina año 1954, realizado en Punta del Este, Uruguay, que publicara en la prensa uno de los pioneros Juan Weiss,  donde está presente entre otros Carlos Páez Vilaró, y de la que relata el amigo "Pacha" Giuria: "..un grupo de jovenes que empezaban a hacer pesca submarina (entre ellos el doctor Ferrari), consiguieron algunos equipos y se juntaron en Punta del Este, no llegaron a fundar un club. En 1958 o 1959 Victor Figueredo (otro pionero), reunió a todos los que alguna vez se tiraron al agua y fundó el primer club del país: A.U.D.A.S., realizando el primer Campeonato en Piriapolís, diciembre 1959".

C.U.D.A.S. (Centro Uruguayo de Actividades Subacuáticas)

Por 1968 me invitaron a participar de las reuniones que hacía el Cudas los días miércoles en el Club Brasilero, allí concurría con mi tío “Pocho” Demarco, mi primo Jorge Demarco, y Jorge Machado, que ahí nos presentó a sus amigos Jorge Carissi y Eduardo Espiñeira, con lo que los seis conformábamos un mini-grupo dentro del club.
El club era comandado por su fundador Victor Figueredo, que se había alejado de AUDAS.
Ese entusiasta se dedicaba gran parte del tiempo a conseguir películas de la temática para proyectar en las reuniones, gracias a que era un empleado público con mucha vinculaciones, tenía acceso a viajar en los aviones correo con destino a los Estados Unidos, lo que aprovechaba para traer material didáctico, equipos nuevos y de ocasión.
Un miércoles después de la tertulia habitual, Figueredo nos invitó a ir a su apartamento, ya que tenía material para vender, quedamos impactados sobre todo con las chaquetas de neoprene Aqua-Lung, dos que tenían dinero las reservaron para la siguiente reunión, y como no podía ser de otra manera, ni bien compraron, nos encontramos en la Playa Malvín para estrenarlas, el lugar elegido era al costado de las rocas donde estaba la torre del frustrado Aero-carril, una fría tarde de agosto, con el agua totalmente tapada, pero nada era impedimento, no podíamos postergar la experiencia de sumergirnos con esa protección iso-térmica.
Cuando fue mi turno para probar una de las chaquetas, la sequé primero (obviamente no eran forradas), me la puse junto con el resto del equipo, y me metí con mi Fusil CO2, la visibilidad era nula, realicé un disparo para ver a cuantos metros llegaba el arpón, pero el frío me hizo durar pocos minutos en el agua, las zonas del cuerpo que no tenía cubierta por la chaqueta las tenía congeladas, y cuando salía entre las rocas, me di cuenta que tenía pequeños tajos en las piernas que chorreaban sangre, pero no sentía nada porque las tenía dormidas superficialmente, mientras me deslizaba a poca profundidad, no me había dado cuenta que mis piernas rozaban las rocas cubiertas de mejillones.


Conferencia de Hans Hass.

Por esa época, estuvo en Montevideo Hans Hass, un pionero del buceo y del cine submarino, un referente para las generaciones de los años 50, 60 y 70, hoy no tan conocido como Jacques Cousteau, por una cuestión comercial, ya que méritos le sobraban, quizás también jugó en esto que Jacques trabajó para el bando de los ganadores en la segunda guerra mundial, y Hans para Alemania.
Gozaba del privilegio de haber sido la primer persona en realizar una película submarina, en grabar animales no conocidos hasta ese momento, como el tiburón ballena. Se le reconoce como uno de los hombres que más ha hecho por el mar y que más ha influido en la sociedad para protegerlo.
Con mi tío Pocho tuvimos el privilegio de asistir a una conferencia que dictó en el gimnasio del Colegio Alemán, en la que proyectó parte de sus documentales, entre ellos aún tengo el recuerdo de él buceando cerca de un tiburón ballena, y de las mantas gigantes.
Una experiencia inolvidable, ya que en esa época hablar del buceo y del mar, era casi como hablar de ciencia ficción y de un mundo peligroso lleno de monstruos.

G.U.D.E.S. (Grupo Uruguayo de Exploración Subacuática)

El mini-grupo de los seis decidimos salir del Cudas., y formar un grupo independiente al que llamamos Gudes, del que el referente era sin dudas mi tío Pocho, que a pesar de que se integraba como uno más, no dejaba de ser un respaldo para el resto, se fueron incorporando otros, el primero Hugo Prigue que era el que lo seguía en veteranía.
Nos reuníamos en un bar de 18 de julio y 8 de octubre (creo se llamaba la Goleta o la Fragata), la idea era unir esfuerzos para programar salidas, conseguir equipos, y confraternizar compartiendo experiencias, llegamos a tener un reglamento escrito, y uno de los objetivos a corto plazo, era poder bucear en forma autónoma con tanques, pra llegar a ello, dado los escasos recursos individuales, abrimos una cuenta en el Brou, y en ella empezamos a depositar una cuota mensual, más el producido de una rifa que organizamos.

Buceo autónomo.

Para poder concretar el objetivo de bucear en forma autónoma, por los reguladores acudimos a Juan Weiss, que tenía un local de venta de equipos nuevos y usados en la calle Justicia. Tenía a la venta reguladores armados por él, marca Sono-Lung, con los que teníamos ahorrado uno para todo el grupo, luego Pocho que tenía ingresos suficientes, se compró otro.
Por los tanques, a alguien se le ocurrió la idea de conseguir los pequeños de oxigeno de uso médico, le enviamos cartas al Hospital de Clínicas y al Pereira Rossell, solicitando nos vendieran usados con prueba vencida.
Tuvimos éxito, cada uno compró los que deseaba, yo llegué a comprar dos, uno lo pinté de color amarillo y el otro naranja, se los llevé a Weiss, para que le hiciera una ranura en la “canilla” con el torno, para colocar una junta, en la zona de conexión con el regulador, luego los lleve a Cinocca, donde le hicieron una prueba de resistencia, que los garantizó por diez años, y los cargaron con aire “filtrado”, a falta de arnés, fabriqué dos aros, y le puse correas.
El estreno fue en el Muelle Mahilos de Punta del Este, la experiencia fue muy gratificante.
Como eran pequeños, duraban muy poco, de 15 a 20 minutos, por lo que había que hacer el máximo de espacio de tiempo entre cada aspiración.
La siguiente inmersión con tanques, fue en la zona de rocas del Club Náutico del que era socio, al costado del muelle que está junto a la playa Verde, si bien el panorama era inferior al de P.del Este, por ser un día de aguas claras, la experiencia fue muy estimulante.
El segundo tanque que compré lo pinté de naranja, entonces con dos duplicaba el tiempo de inmersión, aunque tenía que salir del agua para hacer el recambio.
Para tener el equipo Ok y pronto para usarlo, había que llevar con anticipación a hacer la regarga de aire, los metía en la mochila de scout que entraban perfectos, e iba a Benas que era cerca Frigorífico Modelo, o a Cinocca que estaba en la Aguada, sobre la calle Rondeau.
Las siguientes experiencias con tanques, las empezamos a realizar en la Laguna del Km.21 de Giannatassio, que tenía una visibilidad espectacular, llena de arena limpia a su alrededor, plantas marinas que cubrian las zonas más profundas, varias especies de peces, y moluscos como las almejas gigantes.
Este fabuloso lugar en esa época, pasó a ser mi lugar favorito para realizar inmersiones, por su proximidad con Montevideo, y porque siempre aseguraba tener agua con muy buena visibilidad.

Bricosub – trajes de neopreno.

Para los que no teníamos chaquetas, y los que querían completarse el traje, realizamos una operación “cooperativa”, conseguimos en Funsa planchas de neopreno, que medían 100 x100, y en forma sumamente artesanal, tomando como modelo una chaqueta Aqua-Lung, y ajustando más o menos a las medidas del tronco de cada uno, trazábamos con tiza sobre cada plancha las distintas partes, y con mucha audacia cortábamos, y las pegábamos entre sí, con el cemento que usaban los zapateros.
Después de colocarle cierre, venía la etapa de ajuste, entonces volvíamos a cortar las partes que sobraban y pegar nuevamente.
Terminadas las chaquetas, confeccionábamos con el mismo procedimiento capuchas, pantalones, y con los sobrantes botas, shorts, y hasta chalecos.

Por esa época se unieron al grupo Alberto García, Osvaldo y Roberto Valla, Roberto y Fernando Turcatti, Eduardo Gonzalez, y Gustavo Lopez,


Pesca Submarina.

La experiencia de buceo autónomo no colmó las expectativas previas, por el discreto y repetido paisaje subacuático de nuestra costa marítma, por lo que en el grupo se originó una onda muy fuerte para convertir las exploraciones submarinas, en persecuciones asesinas de peces, y como integrante de “la manada” no fui ajeno a ello, yo realicé algunos intentos con el CO2, las victimas fueron unos pequeños Sargos, pero el fusil no era muy práctico, cuando tiraba un tiro atrás del arpón salían una nube de burbujas que demoraban en irse, luego de recuperar el arpón, había que desenroscar la tapa de la recámara para sacar la capsula, y poner otra nueva, lo que aparte de incómodo tenía su costo monetario, por lo que no se podía estar tirardo tiros de prueba al "santo botón".
Años antes mi tío se había comprado un Fusil de gomas en Bazar Mitre que le había dado muy buen resultado, uno del grupo localizó al fabricante de ese fusil, se trataba de Carlos Lasnier, lo acompañé para "chusmear" a su taller situado en el garage de su casa (Missuri casi Decroly), tenía en producción dos nuevos modelos, el 80 y el 100, me entusiasmé tanto que volví unos días después y le compre el modelo más grande, en principio con una sola goma.
Posteriormente le fui incorporando mejoras: una guía, una segunda goma, una agarradera, y un carrete, quedó un "super fusil".
Carlos era una persona muy cordial, amable, humilde, y generosa, que cada vez que iba a su taller, disfrutaba mucho conversando con él, sin ningún apuro.
Equipo completo: ya bien pertrechados de material para incursionar en la Pesca Submarina (equipo básico, traje, cinturón de lastre, linterna, fusil, cuchillo, porta peces, etc.), realizamos dos incursiones en Isla Gorriti, otras tantas en Punta Ballena, y en La Paloma, que resultaron ser las más interesantes, ya que el paisaje está conformado con fauna y flora distinta a lo que habíamos encontrado anteriormente, indudablemente se trata de Océano "puro", las primeras víctimas de mi nueva arma fueron Sargos.
Fusil ideal: Después de experimentar varias inmersiones, como era de esperarse, ese tamaño de fusil no era el adecuado para un novato en nuestras aguas, y no se adaptaba para el tipo de pesca que pretendía desarrollar, y le terminé comprando a Lasnier todas las piezas de un Rene Cabalero modelo Champion, que con un caño de 80 y una punta Tarzan para una goma fija, quedó armado un fusil con mucho más precisión, de mayor maniobrabilidad, que se adaptaba tanto para caza a la espera, como a la caída, en aguas abiertas o entre las rocas, con él, y un poco más de paciencia y experiencia, empecé a capturar las tan preciadas Lisas. Pasó a ser mi favorito, lo he ido actualizando, y me sigue dando satisfacciones (el de la foto es una versión actual).

A.U.D.A.S. (Asociación Uruguaya de Actividades Subacuáticas)

Por 1970 nos invitaron a asociarnos a Audas, y con mucha expectativa lo hicimos.
Esta fue la primer institución submarinista del Uruguay, con personería jurídica que le permitía regir este amado deporte, afiliada a la C.M.A.S.
La habían fundado a fines de los 50 un grupo de entusiastas, que arrancaron en el Yatch Club, según contaba gente de aquella época, los “echaron” y se metieron de intrusos en el local que hoy funciona el Museo Naval, atrás del Club Banco Comercial.
Tuvieron el privilegio de recibir por 1960 la visita del Capitan Jacques Ives Cousteau, de lo cual hay fotos de Alberto Symonds que lo testimonian, una de ellas con la bandera Uruguaya detrás suyo, muy distendido, como si fuera un compatriota más.
Como sede por esos días utilizaban la de la Sociedad Recreativa los 33 Orientales, que estaba en el barrio Punta Carretas, sobre la calle Riachuelo, muy cerca de la casa del escultor Zorrilla de San Martín.
Era una construcción añeja, de estilo inglesa, gran parte de su estructura en madera, de dos pisos, techos de chapa de zinc, tenía una buena cocina y un salón comedor muy bien ambientado, ideal para organizar comidas.
Cuando nos incorporamos, de los históricos fundadores, sólo quedaban los hermanos Frederick y Pacha (Charles) Guiria, el primero era el presidente y el resto de los asiduos en ese tiempo eran su su hijo Ricardo, Roberto Tarino, Roberto Beledo, Julio Loureiro, Centurión, Morelli, y Carlos Caviglia.
Un día por semana sesionaba la comisión directiva, las reuniones eran abiertas e informales, los que veníamos de Gudes, nos fuimos integrando de a poco, sin perder la identidad, ya que si bien nuestro espíritu era de confraternizar y aprender, en los primeros tiempos no nos daban mucha “pelota”, ya que estaban muy enfrascados en los temas de competición, que los clasificaban en formal individual para concurrir a competencias internacionales. Sus fuertes competidores los amigos del Club Neptuno, que en ese momento eran un ejemplo de organización y sentido colectivo, aprovechando sus instalaciones en Montevideo para entrenar, y usando como base sus "ranchitos" de José Ignacio, que les permitía tener un fácil acceso a las prácticas en el mar.
Los del Gudes teníamos un perfil distinto, un fuerte sentido de grupo, de ayuda mutua, y encarábamos este deporte convencidos de que era una recreación, esencialmente colectiva, y no una competencia.
Yo asistía siempre con la expectativa de escuchar anécdotas de los de los más experientes, enseñanzas y consejos sobre el material, compartir alguna comida en la sede, pero para las salidas no nos tenían en cuenta, entonces seguíamos saliendo juntos los mismos de antes.
De las comidas, la que más recuerdo fue la noche que cocinaron pulpos, era mi primera vez, y a pesar de sentir asco, comí calladito la boca para no pasar vergüenza, y no me arrepiento porque estaban exquisitos.
Las anécdotas de capturas siempre estaban presentes, y cada vez que las repetían, los peces iban teniendo un crecimiento natural.
El ingreso a este club, trajo como consecuencia conocer algunos nuevos amigos con similiares inquietudes, y la oportunidad de tener experiencias más ricas.
Por 1972 algunos integrantes de nuestro grupo ingresamos a la Directiva, el Pacha Giuria pasó a ser el Presidente, mi tío el Vice-presidente, Carlos Caviglia el Secretario, y yo el Tesorero, cargo que ejercí hasta 1985, cuando ya funcionaba la F.U.A.S. (Federación Uruguaya de Actividades Subacuáticas), siendo Audas, Neptuno, y Mar y Pesca los tres clubes que la integraban.

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